LA GUERRA DEL FIN DEL MUNDO

martes, 16 de junio de 2009

segundo plato

Me levante con la sensación de ser un bistec o un bacalao a la bilbaína, ande despreocupado hacia el baño meé y fui a lavarme, cuando vi mi cara en el espejo parecía más bien un calamar en su tinta o un pulpo a feira. Nada fue a mejor cuando camine hacia el trabajo, la gente me miraba como si fuera un cordero asado o un cabrito con ajos, mi jefe me dijo que olía a comida que me duchara más a menudo, mis compañeros hicieron más viajes al lavabo que un día normal y menos a la maquina de café. Cuando regresé a casa a eso de las 15:00 la gente babeaba a mi lado y yo me sentía tierno y jugoso, al llegar al apartamento estuve a punto de comerme mi brazo izquierdo del hambre que llevaba, menos mal que me quedaba todavía un taper-ware de mi madre con verdura. A mitad de tarde salí al gimnasio y los atletas me miraban como si fuera un muslo de pollo mientras las chicas del aerobic me comían con los ojos tal si fuera pescado a la plancha. Gracias a dios me fui pronto del gim y llegué a casa con un hambre moderado, fui capaz de prepararme una ensalada sin morderme las piernas que por otra parte tenían una pinta estupenda. Mirando la tele antes de dormir me parecía que olía todo el rato a comida y fui tres veces a la cocina para asegurarme que no me había dejado nada en el fuego, me fui a la cama ya algo mosqueado. Justo antes de caer rendido como cae un buen chuletón de buey ante un estomago agradecido caí en la cuenta, "joder la sensación que tenía estos días se ha hecho realidad ¡soy un segundo plato¡" aefytrkgiuygtydyfrqs33te7f55

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