LA GUERRA DEL FIN DEL MUNDO

domingo, 22 de noviembre de 2009

tú entre un millón

Descuido el tiempo perdido, no lo hago participé de la vida cotidiana. A la vez, no hago más que preguntarme sistemicamente sobre mí, sobre la existencia tantas veces ridícula.
Repito preguntas que entiendo como cacofonías milenarias, entran por mi nuca y salen articuladas por mi boca, casi sin intención, como un altavoz guiado por cualquier tipo de reproductor. Instaurado en una soledad sucia y suicida, en la que desconfío de las sombras inclinadas, confundo el amor con el deseo, el deseo con el sexo, el sexo con el placer y el placer con cualquier forma agradable. Contemplo desde un espacio reducido el orbe de incalculables dimensiones, adorador de la belleza, de la que siempre seré esclavo, de la que nunca podré prescindir. Como salgo entro y como entro salgo, miserables estados del pensamiento humano, donde no ser extremista es tan difícil, donde todo tiene una razón pero carece de sentido…..

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