LA GUERRA DEL FIN DEL MUNDO

sábado, 30 de enero de 2010

j´tembrasse, je te kiff

Tomo prestada tu copa de chocolate, la como al principio pero pronto la devoro, la dejo en la mesa con la cuchara metida dentro, casualmente encima de un folio en blanco, cojo un rotulador negro permanente y escribo en el folio bordeando la copa: te echo de menos.


Me repito: ¿Por qué tienes que estar tan lejos? Lo repito tantas veces como me parece necesario para sentirte más cerca, engañada por el Mantra de la ausencia, busco círculos y espirales en los que apoyarme, me levanto de la silla y abro el grifo de la cocina, miro como el agua se pierde por el desagüe hasta que me harto de infinito.

Suspiro y tomo un libro de la estantería, me evado de las formas curvas y me enveneno de rectas, te imagino colgado de la lámpara del pasillo haciendo tus ejercicios, me aburro de tener el libro en las manos y no poder leer nada, me levanto del sofá y me tiro al suelo, ruedo por encima de la alfombra, me enrollo en ella, cierro los ojos y siento que la tela que me ahoga eres tú, ruedo y ruedo, meto mi mano derecha en mis braguitas y agito mi clítoris, me dedeo, suelto la dichosa alfombra y con mi otra mano sobo mis pechos, los aprieto fuerte, imagino como me aplastas, como me zarandeas y la espalda se me curva, todo el cuerpo se tensa y siento como la humedad se apodera de mí y hace que el cerebro se derrita como mantequilla en la sartén, nos digo: oh, cariño que gusto. Y fundo mi aliento en la atmosfera de la habitación mediante una larga expiración.
Permanezco tirada en el suelo del salón durante un rato, me levanto, voy a la mesa y con el móvil fotografío la copa y el folio, paso la foto al ordenador y te la envío por mail con una pequeña nota: te siento dulce y distante, pero a la vez muy en mis adentros…

viernes, 29 de enero de 2010

la vida es maravillosa y a los problemas los llamo sorpresas

Salté del sofá de mi casa en el que estaba sentado y grité, grité algo así como: “dejad de chuparme la sangre malditos hijos de puta”. Apagué la televisión y fui a mi cuarto, abrí una mochila y en ella metí algunas cosas básicas, un par de calcetines, otro de calzoncillos, unos pantalones vaqueros y un par de camisetas. Me calcé unas zapatillas cómodas, me puse el abrigo y baje al parking para coger mi coche, “mierda” pensé “me he dejado el cepillo de dientes” así que volví a casa y lo cogí, además aproveche para coger un pequeño bote de gel de ducha y de vuelta al parking metí la pequeña mochila en el pequeño maletero, allí siempre va mi cámara de fotos con dos o tres objetivos dependiendo de los que haya utilizado la última vez, monté en el coche y tomé dirección hacia Valderrobles, a unos 150 km de mi casa, con la única intención de fotografiar el horizonte al atardecer en los puertos de Beceíte. Cuando llegué anochecía así que decidí pasar la noche en un hostal del pueblo y esperar al día siguiente para fotografiar los lugares desconocidos de estas maravillosas montañas, con una obsesión, tomar instantáneas de los colores ocres del atardecer, mezclados en la línea dentada del horizonte.


Llegó la tarde y yo estaba preparado en un punto bien elegido, como un cazador a la espera. Cuando empecé a disparar los colores se mezclaban en mi cabeza haciendo que me diera un millón de vueltas, algo extraño me sucedió, algo que llevaba mucho tiempo dando señales en mi interior, con cada disparo sentía que robaba una imagen perfecta que a la vez guardaba en mi memoria y esta imagen desplazaba otras, era como cuando chocan dos grandes bloques de roca, la más dura desplaza y rompe a la más débil, era algo físico, muy físico, desde luego no formaba parte de la imaginación, un dolor insufrible pero maravilloso al reconocer que todas las imágenes destruidas eran recuerdos tuyos, recuerdos de nuestra vida en común, de nuestra vida desastrosa, y con gozo y dolor iba viendo dentro de mí como tu recuerdo se iba destruyendo, despareciendo como desparece un polo de hielo en pleno verano a cada chupada calurosa de mi ansiosa lengua. Y así permanecí durante más de media hora hasta que anocheció. Muy aturdido llegué al coche y volví al hostal, no pude cenar me fui directo a la habitación y estuve meditando sobre lo sucedido, me invadió una sensación de paz inmensa, sentir que tu tristeza me había abandonado, tus malas maneras habían muerto, que volvía a ser yo mismo sin tus manías, rompí a llorar de alegría y me quede dormido.



A la mañana siguiente comencé el regreso a casa tranquilo y saciado de destrucción, deseando e intentando convencerme de que no habrá nada parecido a ti otra vez en mi vida. Al llegar a mi ciudad el ambiente me pareció más limpio y saludable, conversé con unos vecinos en el parking y al pasar por los buzones arranque tu nombre del frente como el que tira de un pelo molesto, olvidándome de todo, divino por la ausencia de demonio.

martes, 26 de enero de 2010

trayecto a París

Bien guardado el cariño, entre balas de algodón bien guardado.


Tú esperas el tren del que yo bajo disfrazado de flor.


Que juegues al despiste conmigo, al escondite entre niños.


El camino que describes, acolchado por nubes de azúcar.


Por que regalarte flores me parece tan absurdo después de todo.


En tu aliento cargado de café y cigarrillos, espero un nuevo y alargado fracaso.

viernes, 22 de enero de 2010

demasiado amor para dar

Me entiendes y me consideras, me urges, me entregas, me mezclas, me salas, me deseas.


Te temo, te huyo, te esquivo, te diluyo, te adorno, te rompo, te sigo, te escondo.

Me tiendes en el suelo de tu habitación helada y me desnudas, me compras con una sonrisa, me meces entre tus rodillas y tus brazos, me intentas convencer de que soy tu hijo, de que no me vas a hacer daño.

Te miro y me hielo, te temo y te ríes, intento zafarme de ti mientras tú aprietas con más fuerza, me clavas en tu cuerpo más y más conforme más tiemblo. Te siento como una cárcel, agarras mi sexo con tesón y lo agitas, se pone duro, lo agitas violentamente, yo me retuerzo, eyaculo a duras penas, estoy paralizado.

Te desvistes y con mi semen bien guardado en tu mano izquierda ya casi líquido frotas tu cuerpo, te ríes de nuevo y me haces gritar que eres virgen: ¡VIRGEN!

Me aturdo aún más y salgo de la habitación corriendo, huyo, corro por el pasillo, el pasillo es infinito y solo puedo pensar: “joder, donde están los putos precipicios cuando los necesitas”.

jueves, 21 de enero de 2010

el olor de las cosas, el sabor de los sentimientos

La cabeza se me hace agua, la garganta se me seca, el cielo esta rojo y atardece, no tengo amigos cerca ni amantes lascivos que me entretengan. Tengo un edificio de cuatro plantas, una terraza vacía y fea y veinte metros hasta el suelo. Tengo un precioso cuerpo tonificado por el esfuerzo y una cara bonita que hubiese rajado gustosamente más de una vez, tengo ganas de drogarme y dar un traspié, la chispa de un borracho y la gracia de un payaso arrugado. No tengo ganas de ir a nadar a una piscina llena de extraños, ni fuerza para separarme de este pequeño precipicio.


Hoy pienso esperar a la luna aquí, haciendo equilibrio en la valla de mi terraza fea y vacía, sintiéndome muy vivo, deseando la paz del vacío y el calor de la tierra, pero sin mucha intención de morir, solo de jugar con la muerte.

Bendecido por el baile y el equilibrio seguiré esperando a la luna de alguna forma perecedera, tarareando las canciones de Johnny Cash desde San Quintín y el último disco de Placebo “Battle for the sun”: ¡cenicero, cenicero, mi corazón es un cenicero!.............................................

miércoles, 20 de enero de 2010

Dry 1992

Solo pequeñas partes, trocitos minúsculos, envié tres hombres trajeados de negro a buscarte, sé que ellos pasean por las calles hacía tu casa con la tranquilidad de ir a buscar el periódico un domingo por la mañana, solo pequeñas partes, trocitos minúsculos, eso pedí que dejaran de ti. Antes de pagarles hablamos lentamente, les intente inculcar mi odio hacía ti, deseo que lo sientan en el momento en que te corten poco a poco, les dí tu dirección, varias fotos y una relación de tus horarios y costumbres, repetí: solo pequeñas partes, trocitos minúsculos. Los sicarios me hablaron un rato de su calvario, de la migración desde su Colombia natal hacia Europa, se quejaban de que aquí tenían poco trabajo y de que no estaban bien pagados para el riesgo que asumían, yo me hice el interesado pero no pensaba pagar más de lo acordado, no merecías que malgastara en ti ni un solo euro de más.


Pasaron los días y por fin tuviste tu momento de gloria televisiva, estabas a trocitos y no lo podías disfrutar tal y como lo hacía yo, eso aún me hacia sentirme mejor, grité, reí, mordí la almohada del sofá repetidas veces, pequeños trocitos de ti chorreando sangre, pequeños pedacitos de mi vida que comienzan a hidratarse.

¿Quién de vosotros deséa ahora la verdad?

-¿Cómo estas?, últimamente me vengo acordando mucho de ti. Quiero darte ánimo y energías por que es muy bonito lo que estas haciendo, aunque te duela tanto.




-A ratos lo llevo por dentro para que no se preocupen que estoy jodido, la vida es muy cruel. Cuídate.



-No sé que decirte, solo que lo siento mucho y que lo que ahora estas haciendo por tus padres, espero que la vida te lo recompense con creces.



Conversación por sms con un viejo amigo que no lo esta pasando muy bien, ha tenido que dejar de trabajar para cuidar a sus padres, su progenitor varón agoniza por metástasis de un cáncer de pulmón y necesita muchas atenciones, el proceso puede durar desde unas semanas a unos meses. Su madre acarrea una serie de problemas mentales, hay días en que no se diferencia a si misma del resto del mundo, no se sirve por si sola, puede estar calmada o terriblemente agitada, en que su marido fallezca será ingresada en un asilo para que mi amigo pueda rehacer su vida. Para más desgracia este es su primer año de casado, se caso en verano, que más se le puede pedir a la vida, que más. Cuídate tu mucho campeón, llegarán días mejores, mis más dorados besos y cariños para ti………

domingo, 17 de enero de 2010

Bonito y afrancesado

No sé bien que hacer contigo, no sé si desechar la chatarra espacial que me rodea y que gana energía cinética cuando me acerco a ti, o despertar mis instintos primordiales y amarte sin sentido como hace un niño con su madre. No sé si quejarme a las autoridades gubernamentales del estado de dependencia sentimental en el que me encuentro, o declararme Estado sin fronteras con derecho de invasión a cualquier hora del día. No sé muy bien como encajar todo este sentido de culpa que me impone tu cariño y entender que dentro de la Madre todos somos bastardos, que no tenemos patria ni padre de los que colgarnos para reflexionar, que tal vez si tú me empujas de mi lado izquierdo consigas tumbarme en el suelo y así acurrucadito, agazapado en un ovillo, puedas desliarme y hacerte unos buenos calcetines de lana para este invierno, y que tal vez tengas suficiente hilo para hacerte un jersey y un bonito gorro.




Como la terapia gestalt la desconozco podemos hacer terapia de grito, comernos cinco cuartillas cada uno con el cuadro del mismo nombre en ellas grabado, “el grito” es el cuadro de la espiral y a la espiral me limito para describir mi vida, y gritar como locos hacia un espacio reducido, hacia cualquier esquina conocida, yo me giraré rápido hacia ti y te cantaré:” Mi vida, a tu lado encuentro el vacío perfecto en el que descansar.” Tu pondrás una sonrisa ladeada como de vampira con hambre y asentirás diciendo: “Yo también veía los Caballeros del Zodíaco mi amor, puedes confiar en mí.”



Por lo demás hoy me cierro a las expectativas del pasado real y verdadero, casi palpable, y juraré en ti el futuro, el futuro lleno de sonrisas y de desconcierto, de hormiguitas en la barriga, mareos matutinos y ligeras taquicardias. Moraremos los campos de amapolas, verdes y rojos como vino en antiguos vidrios, buscando las condiciones idóneas para rodar por el suelo. No sé bien en que consiste todo esto, sé que soy feliz, feliz como años ha, feliz como San Antón en su hoguera y que no voy a desperdiciar momentos ni sensibilidad, saltaré y sonreiré al menos una hora al día, en cada salto diré tu nombre y en cada impacto con el suelo una palabra bonita, pienso acabarme varios diccionarios de la lengua española, y luego uno de francés y otro de inglés, estos como me suenen. Mirar mi sonrisa CABRONES, a que mola……………

jueves, 14 de enero de 2010

libros y fonemas

Y volvimos a encontrarnos, era fácil, el mismo sitio: biblioteca de filología, un par de sonrisas y salimos fuera. Nos damos un fuerte abrazo y un beso ligero, solo hacía dos días de nuestra cena y todavía sentía su radiación, radiación ionizante de hondas magnéticas, me notaba húmedo de lluvia fina y solo pude decir: “Me gustas, necesito pensar y deslizarme por tus células y neuronas”, a lo que respondió: “¿Si?, ¿que tal esta noche en tu casa a eso de las 10?” …

miércoles, 13 de enero de 2010

Del patíbulo al confesionario

Realidad o fantasía, que más da, al final hay días en que todo es verdad y días en que todo es mentira, no acabo de discernirlo bien, ni de sentirme realmente acompañado por algo o por alguien, si tu me bendices con tu presencia yo lo haré con mi compañía.




Curaremos todas las heridas que nos hemos creado y flotaremos en un plasma dulce y pegajoso del que difícilmente podremos escapar, a no ser que decidamos sudar todo nuestro corrosivo pasado y el ácido de nuestro sudor destruya el plasma, y poco a poco nos escurramos hasta el suelo, suelo frío y duro como este invierno o blando y caliente como los colchones de los lupanares, ya solo nosotros lo podemos decidir.



Hoy práctico el escapismo jugando a las matemáticas del lenguaje, recuerdo y juego, cuantos sinónimos de “puticlub” soy capaz de recordar después de que haya pasado un mes desde que terminé de leer el libro de don Camilo José Cela donde se encuentran todos ellos, tal vez 100. Yo también quiero un premio Nobel, el Nobel de la memoria, del que siempre perdona pero nunca olvida.

martes, 12 de enero de 2010

A los niñitos de la calle

Particular, sí, esa puede ser la palabra, particular. Así era tu forma de moverte por el pasillo de la universidad, y ya no conseguí desligarte. Esa era tu forma de moverte entre las mesas de la biblioteca, mis pensamientos se movían igual que tus rodillas y tus rodillas se movían de una forma rara, decidí someterme al aprendizaje por imitación y a cada flexión de tus articulaciones le adherí una palabra, conseguí aprenderme de memoria unas 12 páginas de resumen de diferentes materias que llevaba intentando entender unos cuantos días.




Como había avanzado muchas horas de estudio salte de la silla cuando Xóchitl, de esta forma resulto llamarse, volvió a pasar rareando por el pasillo, iba sola, no la había visto con el típico grupito de amigas revoloteando, como se suele hacer cuando eres adolescente, más bien siempre pasaba sola y esta vez decidí acompañarle. Salimos de la biblioteca, ella saco su teléfono móvil y se puso a escribir un mensaje delante de las maquinas expendedoras de bebidas apoyada en la pared y concentrada en la pantalla.

Yo metí unas monedas en una de las maquinas y saque un botellín de agua, “-¿Quieres beber algo?, tienes cara de tener sed.” Pareció sorprendida de que le hablara.
" –No, gracias, no tengo sed.” “ –Sabes, tienes una manera muy bonita de andar.” Dejo definitivamente el teléfono o terminó de mandar el mensaje y lo metió en su bolsillo.

" –¿Si?, gracias, a mi siempre me parece ridícula, más bien un estorbo que algo “bonito”.” Y me dedicó su primera sonrisa, sonrisa joven y de un blanco azulado. Xóchitl era morena de pelo liso, melena hasta media espalda, delgada, no muy delgada pero delgada, piel café con leche algo cargado, vestía pantalones vaqueros ajustados, zapatillas bota Nike retro de colorines, una camiseta sport pequeña en la que se podía leer “cállate la boca” a la altura de los pechos y llevaba un canguro con capucha, grande para su altura que debía ser aproximadamente 1.70m, cogido de una mano.
“ –¿Un estorbo?” Dije yo intentando mostrarme sorprendido aunque no sé si consiguiéndolo, proseguí “- No. Es muy, como decirlo sin que suene grosero, sensual.” Volvió a reírse tapándose un poco la sonrisa con la mano como avergonzándose, y dijo. “ –Gracias, eres un encanto, ahora si que me apetece beber. Una coca-cola zero por favor.”



Y así comenzó todo, seguimos hablando como una hora y me dijo su nombre, que tardé en deletrear casi un minuto, nacionalidad mejicana, de Coyoacán en el DF, becada para cursar estudios sobre, y esto no es lo más interesante, literatura comparada poesía mejicana – cine español, “vaya mezcla” dije yo y esta vez no se rió. La invite a cenar esa misma noche en mi casa y acepto, “-¿A las 10?” “- Perfecto.”



No es que sea ningún tipo de prestidigitador pero tengo la capacidad de incidir con mis palabras en el comportamiento de las personas, esa noche lo hice con Xóchitl, después de una cena ligera a base de ensalada y setas con berenjena al horno, tomamos una infusión de hierbabuena con un toque ligero de regaliz y hablamos durante más de dos horas casi sin parar. Nos conocimos un poquito, me hablo del DF yo de Zaragoza, llevaba solo un mes en España así que me pidió que le dijera cosas que hacer en la ciudad del Cierzo, yo le hable de muchos lugares, de las palomas de la plaza del Pilar, de que por la noche no están y de que es un misterio donde se meten por que si todas se posaran en la basílica probablemente se derrumbaría todas la noches. Le hable de los “modernos” de la Magdalena, de los “pijos” de León XIII, de las tribus urbanas y sus costumbres, de la muchas veces escasa actividad cultural y de los días de viento.



Cansado de hablar pero no de escuchar me decidí a coger su mano y en silencio apoyé su palma en mi cara, como a los dibujos animados se les ponen los pulpos en la cabeza, le di un beso en el centro y la deje ahí unos segundos sintiendo, ella se vino encima de mí, estábamos sentados en el suelo, yo la acogí en mi lecho como hace el lobo con caperucita antes de morderla y allí nos enlazamos. Poco a poco nos desvestimos el uno al otro de tal manera que parecía que en vez de quitarnos la ropa nos estábamos dando un masaje, nos subimos al sofá, conforme íbamos conociendo nuestros cuerpos desnudos y bien mullidos, comenzamos a lamernos y adorarnos, yo intoxicado de una carne que sabe a selva, a indio, a amazonas, carne dura de correr durante siglos entre árboles persiguiendo animales, carne verde de amor por la naturaleza, el bello de su sexo como amargo chocolate guardando el rojo chile que pronto hurgaría con mi sexo. Ella perdida en una ciudad 20 veces más pequeña que de la que había salido encontrando en mí un punto blanco donde actuar con su adolescencia recién cumplida, buscando nuevos sentidos y dejándose a lo diferente, que a nosotros nos aburre, gozando de nuestra ínter actuación.



Fue una noche larga, no sé cuantos coitos pero muchos, a la mañana siguiente no tenia fuerzas para nada, Xóchitl despertó pronto y marcho a clases después de darme un largo beso, así empezó todo, quién sabe como demonios acabará…….