La cabeza se me hace agua, la garganta se me seca, el cielo esta rojo y atardece, no tengo amigos cerca ni amantes lascivos que me entretengan. Tengo un edificio de cuatro plantas, una terraza vacía y fea y veinte metros hasta el suelo. Tengo un precioso cuerpo tonificado por el esfuerzo y una cara bonita que hubiese rajado gustosamente más de una vez, tengo ganas de drogarme y dar un traspié, la chispa de un borracho y la gracia de un payaso arrugado. No tengo ganas de ir a nadar a una piscina llena de extraños, ni fuerza para separarme de este pequeño precipicio.
Hoy pienso esperar a la luna aquí, haciendo equilibrio en la valla de mi terraza fea y vacía, sintiéndome muy vivo, deseando la paz del vacío y el calor de la tierra, pero sin mucha intención de morir, solo de jugar con la muerte.
Bendecido por el baile y el equilibrio seguiré esperando a la luna de alguna forma perecedera, tarareando las canciones de Johnny Cash desde San Quintín y el último disco de Placebo “Battle for the sun”: ¡cenicero, cenicero, mi corazón es un cenicero!.............................................
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Interesante lo de la piscina llena de extraños...
Antonio
No des el paso Bob que te queremos, y tu cara tambien que sino luego no me das juego con las chavalitas.
Este lo he seguido, menos marciano, me gustó
Un abrazo
Publicar un comentario