LA GUERRA DEL FIN DEL MUNDO

martes, 6 de octubre de 2009

Vivir y olvidar son dos rutinas

Te pido perdón Bella por no saber controlar mis sentimientos, perdóname por haber caído en ti en el momento equivocado. Te pido perdón por darte falsas esperanzas, por apostar como un suicida sin pensar en el futuro, perdóname por no entenderme a mi mismo y volverte loca, tu que eres tan cuerda. Te pido perdón hoy por fin Bella, después de mucho meditar, por tirar la piedra y volver la cara, por haber sido mi medicina, mi Prozac. Perdóname por no hablar, por dejar a un lado lo primero, en ese momento no era capaz de controlar mis sentimientos ni mis sentidos, me superaban, y tu en medio como agua del cielo. Te pido perdón a ti, la del pelo lleno de estrellas, la bella, la terrible, por cometer cientos de errores a tu lado, por vivir en una realidad a tu lado irreal, pero tan táctil y cercana que en nada se diferencia de la otra. Perdóname por no avisarte el día que sentí el golpe de gracia, el día en que se fueron las nubes y comprendí lo que pasaba, nunca he sido rápido de reflejos. Aun así hoy y nunca te olvido, te guardo todos los días y te saco en procesión cuando el pueblo lo necesita, no olvido, no olvido, cuídate de los heridos en guerras civiles, el fin de las batallas no coincide con la paz personal. Desde aquí mil besos y abrazos para el frío invierno de tu nuevo hogar.

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