LA GUERRA DEL FIN DEL MUNDO

sábado, 5 de febrero de 2011

no debes querer lo que no puedes retener

Tiendo a no entender y a no poder olvidar, a fijar mi mirada en lugares prohibidos, a vivir en el centro de los parques de las ciudades. Es que no me molesto en comprender las cosas y tampoco quiero olvidar, me gusta vivir en el centro de los parques de las ciudades, oler a pipi de perro y adoptar gatos perdidos.


El lugar donde has estado todo este tiempo, la azotea de un escritor de novelas policiacas, allí escondida de mí mientras yo veía telediarios de desayuno, comida y cena. Rodeada de libros llenos de polvo, ceniceros, plantas marchitas, papeles y plumas y un ordenador lleno de mentiras. Comiendo latas de sardinas y apio crudo, la dieta de cualquier fugitiva. Tiendo a no entender y a no poder olvidar, a perder el tiempo en la parada del 36, a hacer cola para cualquier cosa estúpida, a comprarme bragas en vez de calzoncillos, a componer el puzle de mi corazón con los pedazos rotos que tu has dejado.

Yo quiero ser como tú, fumar de esa manera tan sexy, moverme de la manera que tú lo haces, tener tu pelo moreno y liso, la forma de mover tus labios al hablar. Yo quiero ser como tú, no pensar en las consecuencias que producen los actos, no querer enamorar a nadie mientras todo el equipo de fútbol se gira para mirarte, ser dulce y cariñosa, ser ardiente y demasiado deseosa, no saber qué es la negación, no tener miedo del dinero ni de la circulación libre de mercancías y personas, ser la Europa de las naciones en crisis a la que todos ven como Alemania.

Tiendo a no entender y a no poder olvidar, los asuntos de la espiral como tempestad para pescadores…………………

1 comentario:

Sescún dijo...

Veo que has recuperado las ganas de escribir, y lo haces tan bien... intento buscar el final feliz y ver tu sonrisa en cada post. Tan sencilla y tan bonita como un dibujo a pastel en un pedazo de cartón. Tan perfecta que cada vez que asoma por la comisura de tus labios me desmonta y me despierta.
Pero cuando vuelvo a tus letras sólo alcanzo incertidumbres y una llamada a lágrimas. Leerte me asusta...