en el suelo

en la azotea, como caido del cielo
en la azotea, busco al ángel de Rilke
en la azotea, separado del suelo por ladrillos
en la azotea, siento el peso de una vida demasiado consciente para ser feliz.

tu belleza reflejada en el agua

Si ya todo está perdido, por qué empezar una nueva guerra.

Pautas para la confirmación personal

Eran las 7 de la tarde, el frío me gusta así que nada me impedía salir, tome mi abrigo y lo puse bajo el brazo, fui a la caja china que tengo en la estantería de mi habitación y cogí un ácido de los que había comprado unos días antes, lo metí en mi boca, ande a la salita y abrí el botellero, enganché una botella de Jean Bean y di un trago como si no hubiese bebido en toda la semana. Me puse el abrigo y marché a la calle, empecé a caminar hacia el centro sin elegir un recorrido, observando y dejándome observar, me paré en algunos escaparates, me fije en la ropa de temporada, en los últimos modelos de teléfono móvil, tal vez compre un net book de esos de color llamativo.
Durante todo el día había estado eléctrico, como magnetizado, necesitaba drogarme urgentemente para calmarme y estaba funcionando, no había quedado con nadie así que podía ir a mi rollo, a disfrutar de cualquier forma fluida y casual como cuando viajo solo. Aparecí entre pensamientos al ladito del teatro principal y joder, en la obra que representaban a las 10 actuaba una amiga. Cogí una entrada y como quedaba una hora para la función tome unas cervezas mientras cenaba en una tasca del tubo, el ácido estaba empezando a darme una maravillosa sensación de ligereza, el suelo de Zaragoza eran blanditas nubes para mí, mientras el alcohol impedía que empezará a volar entre en el teatro y tome asiento. La obra era genial “cabaré de caricia y puntapié” creí por momentos que iba a tirar las tripas por la boca de tanto reírme, no cantaba mucho que estaba drogado por que el resto del público también parecía sufrir de risa, nunca pensé que la pata física fuera a ser tan divertida. No me quedé a saludar a Txiki, marche ágil hacia el Bar Bacharach, para escuchar a Jane Birkin y a Françoise Hardy tomando más cerveza y bailando con desconocidas, también esperaba escuchar a Manos de topo, no me podía quitar de la cabeza la canción “es feo” y las imágenes de su video clip por otra parte perfecto me dolían por su exceso de creatividad como cuando en los maravillosos años en que toda mi vida giraba en relación a las letras del Niño Gusano, Los Planetas o Manta Ray, era difícil actuar con coherencia.
El lsd seguía mandándome pensamientos a velocidades superiores a 333m/s, deje mi cuerpo bailar libre, oí Astrud, Ladyhawke y The Knife, un millón más de canciones que no comprendí, me limite a interpretarlas, fue genial y divertido, algunas chicas entablaron conversación conmigo, baile con algunos hombres, pero en definitiva estaba solo, agradablemente solo y así seguí hasta que cerraron el bar. Salí a la calle y baje a la plaza del Pilar, me dio por correr desde la Seo hasta la bola del mundo, la cual intentaba escalar cada vez que llegaba a ella, pero era imposible en ese momento, fue muy cíclico no sé cuantas veces lo haría pero cuando me note realmente agotado me dirigí a Echegaray Caballero y tomé un taxi a casa. Ni siquiera me lavé los dientes al llegar, me metí en cama y dormí.
Desperté casi a las 14 horas, ya no estaba eléctrico solo algo depre, pero lo había pasado tan bien la noche anterior que la resaca fue muy pacífica, el cuerpo me dolía pero ya no me hacía daño……………………………

meteoro

me balanceaba en el columpio, solo miraba mis pies y la tierra, así permanecí durante horas, balanceando y pensando en algunas cosas pasadas, ¿en qué fallé?, ¿cual es la respuesta?.........